Saturday, December 22, 2007

A veces antes de dormir María soñaba o imaginaba.
Y esa noche soñó o imaginó que vivía dentro del corazón del árbol.
El corazón del árbol era una casa con un sillón, una mesa y una lámpara que brillaba como fruta de luz.
María dijo despacio: vivo dentro del corazón del árbol. Y entonces soñó o imaginó el corazón del rosal, el corazón del trébol y el corazón de la calabaza. Cientos de pequeños corazones con un sillón, una mesa y una lámpara de luz.
Vivo dentro del corazón del árbol, dijo por segunda vez y se quedó dormida.

El 22 de enero llegará Natsuko. Así que por estos días en vez de avanzar en mi tesina del Genji me entretengo planeando los lugares a los que iremos.
Motoko, que no podrá venir, me ha enviado esta fotografía del otoño en Kyoto.


Escultura de Motoko


Sunday, September 23, 2007

Mamá nos había enseñado a ver al pequeño dios que habitaba en nuestro jardín. Y para eso “deben quedarse muy pero muy quietas” decía con voz de cantar. La voz de mamá como vuelo de mirlo o galleta de miel.

El dios pequeño: sentado sobre las hojas de cedrón o dormido dentro de un durazno.

A veces mamá lograba que se posara en una de sus manos. Eso era cuando estábamos “muy pero muy quietas”. Entonces el dios respiraba por un segundo al ritmo de las cosas. Imaginábamos su pequeño corazón de mora, nuestro pequeño corazón de mora y el corazón de mamá: vuelo de mirlo, raíz, galleta de miel.

Thursday, September 20, 2007

A esos seis niños que a esta hora están durmiendo en la Baldufa:

Al final del pueblo quedaba el río. Y había otros niños ahí. Niños que pasaban del aire al agua como una especie desconocida de pez pájaro, saltando de piedra en piedra, así: uno, dos, tres. A veces salían del fondo del agua con un cangrejo en la mano como si se tratara del fruto de un árbol rojo, que sólo ellos podían ver. Otras simplemente se sentaban a la orilla a tirar pequeñas piedras que parecían bailar: así: un, dos, tres.
Los niños del río nunca llevaban zapatos y no iban a la escuela. Cada verano desaparecía alguno en el fondo del agua: volvía a su jardín y se transformaba en pez. Así: uno, dos, tres.
Han pasado meses sin retomar el blog. Se me pasan los días no se bien en qué. También ya va ser un año desde que me vine a España. Debo reconocer también que me ha tomado un año empezar a querer este lugar. Hoy venía caminando por El Raval (un lugar en el que no sabes si estas en alguna calle de un país de Asia Central o en un suburbio latinoamericano, el barrio de los inmigrantes) y me di cuenta de que después de haber venido muchas veces a punto de llorar, cansada de trabajar de camarera o teleoperadora, hoy venía feliz, mirando como el verano se va.
Cuando le dije a mi jefe chileno, mi querido Julio, que venía a España a estudiar, me dijo que me venía a España, pero que no sería a estudiar precisamente. Tenía razón. Ha pasado un año y lo que menos me importa es el master que comienza de nuevo ahora en octubre. En realidad me importa, pero ya no es la importancia que tenía un año atrás.
Durante los últimos cinco meses he estado trabajando en el archivo de una mutual. Los dos primeros meses pensé que me volvía loca (eran nueve horas al día, revisando carpetas con expedientes de trabajo, guardando y buscando papeles) los dos siguientes seguí muy de mala gana, y el último, no puedo decir que me gustó, diré que me lo tomé un poco mejor. Miraba las fotos, leía las cartas que enviaban, el tipo de trabajo que tenían, me imaginaba que hacían al salir de ahí. De pronto me sabía casi de memoria la historia de las dos mil carpetas. De pronto le tomaa algo parecido al cariño a las cosas más improbables.
Mañana es mi último día en el archivo. Tuve una especie de “ascenso” y de ahora en adelante me dedicaré a tramitar papeles, en la misma mutual, para el ministerio del trabajo. De pronto me encontré no feliz, pero tranquila, con mi futuro próximo de oficinista.
España ha sido un vuelco tan improbable.
No ha sido nada fácil, pero finalmente ha sido bueno. Y aquí comienzan las deudas afectivas. Mi Rafa que ha estado ahí sin importar que yo estuviera llorando como niña de cinco años, porque no quería ir al trabajo al otro día. Su paciencia infinita y las pocas palabras, la simplicidad que, aunque se lo haya dicho poco, tanto amo. Finalmente cuando ya no habían palabras que me hicieran ver que todo estaría bien, sus abrazos. Verlo levantarse casi sin quejas para ir aun trabajo que sé que tampoco es lo que soñaba, fue lo que mucha veces me dio la fuerza para ir otra vez más al archivo. Saber que al llegar a la casa si el cansancio no nos había matado, iríamos a comer algo a la pizzería argentina o al pakistaní, fue lo que me hizo seguir revisando carpetas. Lo pienso ahora, cuando es de noche y se que mañana será el último día en un trabajo del que difícilmente me olvidaré.
Cerraré la última carpeta con algo parecido a la gratitud, al amor de quien aprendió algo donde menos lo esperaba. Julio tenía razón. Me despediré de María Ángeles, de Noemí, de sus sueños por cambiar el escritorio por cualquier lugar lejano.
El dios de las cosas pequeñas, que no sabe de libros, que no sabe decir que hay tipos de vida que no vale la pena vivir. El dios que sabe de su pequeñez y que la acepta sin pensar en nada porque no está para pensar en nada trascendente. Ha pasado un año. Mi querido dios pequeño, vine de tan lejos para encontrarlo.

Sunday, April 01, 2007


Por primera vez me pagaron por hablar de Japón!!! (la clase de la que hablé antes sobre lenguaje y budismo zen) Fue buenísimo porque al final un alumno me preguntó si al estudiar todo esto no me daban ganas de dejar de aprender cosas en la universidad. Me saqué como pude la pregunta, pero quedé feliz porque si me preguntó eso es porque algo de lo que dije se entendió. Yo misma me hago esa pregunta seguido. Pero después me reconcilio con la forma de aprendizaje que me tocó y sigo haciendo mis trabajos para fin de semestre.
Después de la clase fui a buscar mis cien euros y me fui feliz al restaurante (no se si lo había puesto acá, trabajo hace un mes en un restaurante italiano, durante las horas de almuerzo). Atendí las mesas más contenta que nunca. Tanto que me olvidé de llevar el café a dos mesas. El pizzero, me decía: María, María, en qué lugar raro andas hoy…. yo estaba en el restaurante pero estaba también en mis recuerdos de un templo de Kyoto, en mis paseos con mi papá y Enrique, en una India inventada a punta de libros y mapas. Estaba en el lugar donde todo eso se junta: mi mapa, mi corazón, mi querida casa de muñecas.

Tuesday, March 27, 2007

Leyendo el post anterior:
Cuando te das cuenta de que el lenguaje es el principal obstáculo el lenguaje se revela y te hace escribir REBUSCADO.
Tengo que hacer un trabajo de taoísmo. En palabras. No se si se reiría más mi tío Enrique o Chiang - Tzu.


No me di ni cuenta pero empezó la primavera. Igual hace frío. Pero por calendario, debería empezar luego el sol. Y eso me pone contenta.
El viernes voy a una escuela de arte a hablar sobre haiku japonés. Es para los estudiantes que están tomando la clase de libro de artista. Al principio, cuando Elena me lo pidió, pensé que no tenía nada que ver. Qué puede importarle a un artista plástico el haiku japonés.
Pero mirando mis apuntes me di cuenta que sí.
El haiku se enmarca dentro de la cultura de budismo zen japonés y es una expresión artística contradictoria.
El Zen busca la trascendencia respecto a la conceptualización. No permite que nada se interponga entre lo que se trata de expresar y la expresión, por lo tanto es una rebelión contra la supuesta superioridad del orden lógico sobre la "presencia" de las cosas. Para los budistas zen nada más lógico que el lenguaje. Ningún obstáculo mayor.
Su creador tiene conciencia de que trabaja con una herramienta limitada. Con una herramienta artificial. Pero aún así la utiliza. Nueva contradicción: la utiliza para no comunicar nada. Lo que buscan estos creadores a través de una trama de palabras en la que tan importante es lo que se dice como lo que no se dice es despertar una conciencia anterior al lenguaje. Utilizando el lenguaje lo que buscan es despertar la conciencia de su artificialidad.
Creo que el libro de artista de alguna manera encierra esta misma posibilidad. Primero porque es un libro pero también es un objeto único, una presencia.
Segundo porque se trata de un libro en el que la combinación de lenguaje, imagen, textura, llevan a quien lo tiene en las manos a esta posibilidad de una comunicación basada en todo lo que puede no decir o decir el cruce de los elementos que lo componen. Es un libro puente.
En este sentido serían libros con la capacidad de contener este metalenguaje del que hablan los budistas zen, un metalenguaje que nace del cruce entre la presencia y la ausencia de las palabras y los conceptos.

Wednesday, March 14, 2007

Leyendo a Chuang-Tzu

Mao Qiang y Li Ji [dos hermosas cortesanas] son lo que la gente considera belleza, pero si los peces las ven se hunden en las profundidades; si las aves las ven, se van volando en el aire; si los venados las ven, se van galopando. De los cuatro, ¿quién sabe lo que es verdaderamente bello en el mundo?

Tuesday, March 13, 2007


Ayer estuvimos con Rafa poniendo el texto que está más abajo en un libro de cartón. La idea es hacer un par de ejemplares hechos con cualquier cosa. Para los dibujos estamos escaneando mapas que luego recortamos y sobre los que pegamos recortes de cucharas, dibujos de avestruces, etc. Recortar y pegar es como estudiar una letra japonesa.
Nos ayudará Elena, una artista catalana que hace clases de libro objeto.

La idea es hacer libros artesanales, con un tipo de encuadernación simple, pero que no se desmonten a la primera hojeada. “Viaje por un país muy extraño” será nuestro primer experimento. En ese estamos ahora. Elena, que tiene algo que me recuerda a mi madre, nos ayudará con el formato.
Me gusta mucho la idea de hacer algo donde no se distinga la diferencia que hacemos en occidente entre arte y artesanía. Libros para vender en una feria de las pulgas.

Monday, February 19, 2007

VIAJE POR UN PAÍS MUY EXTRAÑO

EN UN PAÍS MUY EXTRAÑO LAS COSAS NO SUCEDEN COMO EN LOS PAÍSES MUY NORMALES.
ASUNTO QUE NO HAY QUE OLVIDAR SI SE DECIDE HACER UN VIAJE MUY EXTRAÑO.

FORMAS DE UBICARSE

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los mapas no sirven de nada porque en Un País Muy Extraño los árboles, las islas y los edificios cambian constantemente de lugar.

Si un visitante toma un barco para ir a la isla Tortuga (todos los Países Muy Extraños tienen una isla llamada Tortuga ), lo más probable es que al llegar, la isla ya no esté ahí y en lugar de ella se encuentre el Impresionante Teatro de Variedades o la Oficina de Correos.

En esos casos particulares los visitantes tendrán la oportunidad de ver a una mujer barbuda o enviar cartas a sus parientes, cosa que no deja de ser interesante si se está en medio del mar.

Pero así como existen todo tipo de países también los viajeros presentan una amplia variedad y habrá más de alguno que presente gran desilusión por no haber llegado a la isla Tortuga.

Se recomienda a ese tipo de viajeros no entristecerse por no dar con el destino esperado porque lo más probable es que al continuar su recorrido encuentren finalmente la isla bajo un cartel que diga Reparadora de Calzado o Museo.

Debido a los ejemplos citados podemos afirmar con toda propiedad que las excursiones por Un País Muy Extraño pueden resultar impredecibles.

Se recomienda a los viajeros reemplazar el mapa por un espejo, cuya imagen irá cambiando junto con el paisaje.

INTERCAMBIO DE SALUDOS

En Un país muy Extraño se saluda de manera Muy Extraña ya que los Particulares Habitantes de Esas Tierras son aficionados a la Ley de Asociación.

Desde los Lejanos Tiempos utilizan un particular sistema que consiste en intercambiar botellas de saludo en cuyo interior se introducen letras del Alfabeto Romano.

Una botella de N.R.R.V.D.E.R.T.A es in duda una gran bienvenida que el Habitante de Un País Muy Extraño asocia con la siguiente frase:

“Nuestro Reverente Respeto Al Visitante De Estas Remotas Tierras Abundantes”

Cosa que nunca el viajero debe confundir con:

“Ningún Regordete Rinoceronte Atarantado Verá Desplomarse Este Rincón Tan Azucarado”

No pocas veces la Ley de Asociación se ha prestado para malos entendidos que han terminado incluso con la apresurada partida de algunos viajeros que por no dominar la Ley de Asociación piensan que los Habitante de Un país Muy Extraño carecen de buenos modales.

Pero volviendo al tema del saludo: los contenidos de las botellas pueden variar según la creatividad y la impresión que se causen mutuamente viajeros y habitantes.

Debido a que en Un país Muy Extraño los encuentros, al igual que las excursiones, son impredecibles lo más prudente es llevar botellas vacías e ir llenándolas con letras del Alfabeto Romano según el tipo de saludo que se quiera expresar.

No se debe olvidar bajo ninguna circunstancia que recibir una botella de saludo y no responder entregando otra botella de iguales características sí que es una muestra de mala educación (en Un País Muy Extraño y en cualquier parte)
EL CLIMA

En los Lejanos Tiempos el clima de Un país Muy Extraño se regía por un sistema de dados manejado con gran sentido del deber por Los Encargados.

Cada mañana Los Encargados se sentaban frente a la Mesa Climática, lanzaban los dados y procedían a observar la Tabla de Equivalencias.

Tabla de Equivalencias:

1 = sol
2 = parcial
3 = tibia brisa
4 = chubascos
5 = lluvias
6 = truenos y relámpagos

El sistema a simple vista parecía sencillo, asunto bastante lejano a la realidad si se considera que para decidir el estado del tiempo Los Encargados utilizaban seis dados.

Cuando más de tres de los dados caían en 1, es decir en sol, no había problemas ya que por mayoría de dados el día resultaba soleado.

El problema se producía cuando por ejemplo, dos dados caían en sol, uno en chubasco, dos en nubes y el último en truenos y relámpagos.

El resultado era una día de absoluto desorden climático con sol, chubascos, nubes, truenos y relámpagos de una sola vez, cosa que no beneficiaba en nada a la agricultura ni a los Habitantes de Un País Muy Extraño que se veían obligados a vestir traje de baño y abrigo al mismo tiempo.

Un sistema como este no podía durar mucho tiempo, así que luego de extensas reuniones en las que los Habitantes de un País Muy Extraño hicieron diferentes propuestas, se instauró un nuevo sistema climático que rige hasta el día de hoy y que si bien no benefició a la agricultura, resultó sumamente democrático.

Se entregó un dado y una Tabla de Equivalencias a cada Habitante para que lo tirara en su propia mesa luego de bañarse y cepillarse los dientes. El resultado del dado indica el tipo de clima que rige para el metro cuadrado de ese habitante en particular.

Por lo explicado, a los viajeros no debe causarles impresión ver como en un País Muy Extraño puede encontrase a una persona a la que siguen truenos y relámpagos junto a otra que disfruta del sol o de una tibia brisa. Tampoco deben olvidar llevar un dado.
MEDIOS DE TRANSPORTE

Los medio de transporte más usados en Un País Muy Extraño son el tranvía y el avestruz.

Tranvías
Los tranvías de Un País Muy Extraño no se diferencian en nada de los tranvías de los países
Muy Normales, por lo menos en lo que se refiere al aspecto.

Los viajeros deben esperarlos bajo los letreros que indican : AQUÍ PUEDE TOMAR EL TRANVÍA luego de comprar un boleto en alguna de las casetas cuyo cartel indique: AQUÍ PUEDE COMPRAR UN BOLETO PARA VIAJAR EN EL TRANVÍA.

Al subir el viajero se encontrará con una gran variedad de pasajeros: jirafas, fósforos, panes de miel, señoras, señores, rinocerontes, circos de Rumania, torres, caballos, alfiles, chimeneas, zapatos rojos, reinas, escaleras, jueces, elefantes tamaño mediano, canchas de patinaje, penínsulas, niños y platos de arroz. Todos con boleto y sentados en su respectivo columpio.

Sin duda que los viajeros más impresionables repararán en la gran capacidad de estos medios de transporte, asunto que aún no puede ser explicado por las leyes de la física ni de las matemáticas. Tampoco importa mayormente ya que a pesar de que el interior de los tranvías está generalmente repleto, siempre queda un columpio disponible para que el nuevo pasajero viaje y se siente como si estuviera en una Plaza.


Avestruces
Viajar en avestruz es más solitario pero puede resultar más fácil. El pasajero no necesita llegar a un paradero ni adquirir boleto alguno. Sólo debe esperar que pase una de estas aves, subirse encima e indicarle la ruta en tono melódico.

Encantada, el avestruz dejará al pasajero en el lugar de destino, ya que como todo el mundo sabe, se trata de animales con muy buena voluntad.
COMIDA TIPICA

El Plato Típico de Un País Muy Extraño es la Sopa Bella.

Para acceder a esta exquisitez los viajeros deben ir a cualquier casa del lugar con una cuchara en la mano y recitar el Poema de la Sopa Bella mientras giran en círculos alrededor de sí mismos, tradición Solemne y Antiquísima.

Al ver esta muestra de interés por la Sopa Bella los Habitante de Un País Muy Extraño darán inmediatamente al viajero una abundante ración.

Demás está agregar que para probar tan delicioso manjar es fundamental aprender el Poema al pie de la letra y llevar una cuchara.

Poema de la Sopa Bella

¡Sopa bella! ¡Tan rica y verde!
¡Cómo nos aguarda en caliente cazuela!
¿Quién por tanta delicia
no cedería a su natural inclinación?

¡Sopa de la noche! ¡Hermosa sopa!
¡Sopa de la noche! ¡Hermosa sopa!

¡Hermoooo-sa sooooopa!
¡Hermoooo-sa sooooopa!

¡Soo-oo-oo-pa de la no-oo-ooche!
Hermosa, hermosísima sopa!

(Poema de Lewis Carrol)
REGRESO

Existen muchas opciones para que el viajero regrese desde Un país Muy Extraño hacia su País de Origen.

Una de las más usadas es el Lanzamiento del Ovillo.
Este sistema consiste, como ya estarán imaginando los lectores, en hacer un ovillo de hilo y lanzarlo hacia el país de origen sin soltar la punta para luego caminar siguiendo el hilo.

Si el lanzamiento fue realizado exitosamente, al terminar de enrollarlo, el viajero se encontrará con su país.

Otra forma menos tradicional y sólo para atletas es la Comunicación por Linterna.
Para realizarla se debe escribir con tiza la ruta que se desea realizar.


Ejemplo:

VOY A JAPÓN

NECESITO REGRESAR AL CONGO

(Las letras deben sor lo suficientemente grandes para ser vistas desde el aire)

Luego de esto el viajero debe tomar una linterna, apuntar al cielo, llenar sus pulmones de aire y empezar a correr siguiendo la línea de las letras.

Si corre lo suficientemente rápido logrará proyectar el mensaje hacia el cielo y hacer que lo vea algún avión, helicóptero o globo aerostático que se dirija hacia su mismo lugar de destino. En el caso de los ejemplos hacia Japón o el Congo.

Debido a la gran exigencia física que se requiere para Comunicarse por Linterna y a las pocas probabilidades de que pase un avión, helicóptero o globo aerostático que se dirija exactamente al mismo país del viajero, muy pocos han logrado abandonar Un País muy Extraño utilizando este sistema. Solo dos viajeros para ser exactos.

Por lo mismo es preferible optar por el Lanzamiento del Ovillo, operación de se recomienda realizar después de visitar la Isla Tortuga ( el Teatro de Variedades u Oficina de Correos), saludar a mucha gente, disfrutar de los distintos climas, viajar en tranvía o avestruz y probar la Beeeeeeeella Sooooooooopa.

(fin)

Thursday, February 08, 2007

VI
El árbol niña nació del frío. Y esperó el otoño, todo el invierno para sacar sus flores a la mañana del jardín.
Observábamos a los conejos festejar, volverse en un instante copo de azúcar o diente de león, olvidar incluso comer las lechugas de la una de la tarde. Lo mismo las cigarras y las pequeñas arañas blancas.
Queríamos ser parte de la fiesta, decirle al árbol niña que también nosotras esperábamos su primavera.

¿Es verdad que sus flores tiene nombre? preguntaba María Sol.
¿Es verdad que se llaman Magnolia Sur, Magnolia Trigo, Magnolia Inés?, decía como quien habla con el espíritu de alguna cosa o con el aire.


VII

A las seis de la mañana despertaba la casa. Las tazas se movían lentamente por encima del mantel y las cucharas caminaban en fila india del cajón hasta la mesa y de la mesa hasta los platos, como niñas de plata o pequeñas espigas. La tetera se acercaba con paso lento y casi siempre llevaba sombrero.
Imaginábamos al pequeño dios de la casa bostezando acurrucado en uno de los jarrones.
Y en medio del sueño veíamos el baile de las cosas.

VIII
¿Qué pasaría si de pronto cruzáramos la puerta y no estuviera el árbol ni los pastos?
¿Sería entonces el frío?
¿Sería el blanco?

No soportábamos las preguntas de María Magnolia ni el miedo a imaginar ese vacío.