Saturday, February 18, 2006

Ya estoy en Chile. Hable con Sara unos minutos por MSN. De Fran no he sabido, creo que esta en el sur.
Ayer: mire fotos, ordene libros. También me imagino que más por costumbre que por interés, revise algunos blogs. Mal gusto por escrito del que descansé por un mes.
Espero que me salven: las influencias.
Hoy desperté tarareando esa canción de Charlie García. Y pensé que me gustaría encerrarme por un mes más a leer y releer de cabeza a Mishima, fumando cigarros, tomando té sin azúcar. Una belleza como esa, una belleza que podría (pienso en ti Fran, en Sara) provocar dolor ¿qué hacer con ella Fran? ¿cerrar los ojos, el libro?

El primer libro de Mishima que leí me lo regaló Enrique. Cada día recuerdo algo. Su colección de elefantes, sus libros chinos, sus fotografías.

Te conté sobre la vez que quería desarmar su casa y construir otra casa en otro lugar, utilizando las mismas tablas, porque decía que eran de una madera más firme.
Recuerdo su tristeza cuando demolieron el cine de Temuco para poner un cine Hoyts o algo así.
Citó a Oscar Wilde y dijo algo así como que los hombres teníamos la costumbre de destruir lo que más amábamos.
Pero estaba hablando de la casa que quería desarmar para volver armar. Creo que no era la madera.(le hablaste tantas noches, , y creo que ella no hablaba pero podía escuchar como discutías porque este mundo ya no te gustaba nada. Me gusta imaginar que estás con ella, mirando, no un libro: un cuaderno con recortes de elefantes).
Mi rey de los elefantes, mi reina de las tortugas, mis queridos libros japoneses, Fran, Sara: influencias.

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