Thursday, October 12, 2006

Este blog es un desorden. Pero acá van unos cuentos del jardín que estoy haciendo ahora. Aunque debería estar trabajando en los de los niños raros, que tengo que entregar en diciembre. Aunque me parece que está terminado, pero algo más tendré que agregar para la última entrega al Fondo del Libro, que me está financiando estos primeros meses en Barcelona. Hoy en la tarde leí La Melancólica Muerte del Chico Ostra. Tim Burton me gusta cantidad.


III
La primavera venía en septiembre. Por eso para nosotras septiembre era un país de polen. Recuerdo los vestidos que las tías hacían con un molde de revista. Las trenzas.
Y el nombre María. María Magnolia. María Jardín. María Luz.

IV

¿Dónde guardaban los girasoles el corazón? ¿Era en el centro? Ese círculo que sostenía sus brazos, las pequeñas lenguas ¿Era su corazón, mamá?

Nos quedábamos perdidas mirando esos soles como niños amarillos en medio del pasto. Todos en la casa sabíamos que eran niños flor y eso les permitía abandonar el jardín por las noches y entrar en la despensa, para probar la miel, las galletas. A veces, dormidas, confundíamos sus pasos con los de un ratón o un pájaro. Pero María Alelí nos tranquilizaba, decía en medio del sueño: “otra vez los niños flor. Mañana no habrá galletas”.

También decía que tenían corazón, que ella les podía escuchar el corazón y que no latía sino que zumbaba como una abeja. Por eso la miel.

2 comments:

sole poirot said...

me encantan tus raices, precioso amiga.
y aqui me pongo al día....hast el jardín, donde espero nos veamos!

mario said...

el crujido de las tablas estaba amaestrado, sin embargo le descubrímos en pocos días la falla que nos delataba en la huídas por los tarros de leche condensada al cuarto de las provisiones, en las tejas se escuchaban las marchas y los aleteos de los murcielagos, que nos ayudaban a encubrir las chupetadas a los tarros...

vaya días

salud