¿Sabías Sara que los escarabajos dorados se guardaban en jaulas de bambú y que las mujeres de Manila los cuidaban como a pequeños hijos?
No sabías, pero imaginabas: una jaula y costumbre como esa.
Mientras leía el libro yo también imaginaba: el río Pasig: nuestra querida casa de palos hecha a escala del deseo de los niños amarillos.
Friday, October 14, 2005
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