¿Te acuerdas de esos patios de luz? (las enredaderas, su disputa eterna por el muro). Así nosotros. Sí, claro que me acuerdo.
Tú en bicicleta, yo, las rodillas eternamente sucias: en patines.
Quedémonos entonces en ese día. ¿Qué hacía Sara? Ponía un elástico entre dos sillas. Saltaba. Jugaba sola.
Hoy tomamos un café. Me mostró postales.
Arrepentida. Cómo saber: ¿de no haber visitado esos lugares? ¿de no haber regresado nunca a otros?

La luna de Sara
1 comment:
que sutil y lindo escribes casi como un sueño, tu eres asi sutil y linda.
Post a Comment