Por primera vez me pagaron por hablar de Japón!!! (la clase de la que hablé antes sobre lenguaje y budismo zen) Fue buenísimo porque al final un alumno me preguntó si al estudiar todo esto no me daban ganas de dejar de aprender cosas en la universidad. Me saqué como pude la pregunta, pero quedé feliz porque si me preguntó eso es porque algo de lo que dije se entendió. Yo misma me hago esa pregunta seguido. Pero después me reconcilio con la forma de aprendizaje que me tocó y sigo haciendo mis trabajos para fin de semestre.
Después de la clase fui a buscar mis cien euros y me fui feliz al restaurante (no se si lo había puesto acá, trabajo hace un mes en un restaurante italiano, durante las horas de almuerzo). Atendí las mesas más contenta que nunca. Tanto que me olvidé de llevar el café a dos mesas. El pizzero, me decía: María, María, en qué lugar raro andas hoy…. yo estaba en el restaurante pero estaba también en mis recuerdos de un templo de Kyoto, en mis paseos con mi papá y Enrique, en una India inventada a punta de libros y mapas. Estaba en el lugar donde todo eso se junta: mi mapa, mi corazón, mi querida casa de muñecas.
Después de la clase fui a buscar mis cien euros y me fui feliz al restaurante (no se si lo había puesto acá, trabajo hace un mes en un restaurante italiano, durante las horas de almuerzo). Atendí las mesas más contenta que nunca. Tanto que me olvidé de llevar el café a dos mesas. El pizzero, me decía: María, María, en qué lugar raro andas hoy…. yo estaba en el restaurante pero estaba también en mis recuerdos de un templo de Kyoto, en mis paseos con mi papá y Enrique, en una India inventada a punta de libros y mapas. Estaba en el lugar donde todo eso se junta: mi mapa, mi corazón, mi querida casa de muñecas.